Este 31 de diciembre no sólo es el fin de un año intenso, lleno de cambios y experiencias nuevas, sino también es el fin de Mecenus Art S.L. como empresa y plataforma.

Mecenus es mi primera experiencia societaria en el mundo del emprendimiento. Societaria porque hubo muchas otras experiencias nunca formalizadas, desde Música a la Carta, hasta InSitu, pasando por Generia, Menuit y algunas otras más de menor importancia.

En agosto de 2011 en la cafetería del hotel Silken Coliseum de Santander Nacho y yo definimos la misión y visión de Mecenus (antes conocido como Galeree hasta que nos robaron el dominio). Fue la traducción formal de una visión clara que teníamos ambos en la cabeza y sobre todo la decisión de centrarnos en una de las cien ideas que teníamos. Si algo se nos da bien, desde luego es tener ideas; buenas, se entiende.

El nuevo curso escolar comenzó con tardes infinitas de reuniones de definición, especificación, llamadas y otras gestiones junto con alguna que otra madrugada en vela. Conseguimos una identidad corporativa versátil y muy potente para comunicar los mensajes que necesitábamos. Contamos con un apoyo técnico para desarrollar la plataforma que desgraciadamente no pudimos vincular a nuestro equipo. Y finalmente, cerramos los contactos mínimos para unir las piezas y construir la primera versión de nuestro producto. Todo ello no sin antes quedar finalistas en el concurso de la revista Emprendedores con un video-spot y nuestro primer business plan.

2012 se convirtió en el año de Mecenus sin lugar a duda. Durante la primera parte del año nos centramos en el desarrollo y programación hasta que logramos una versión que pudimos testar con artistas y compradores. Aprendimos valiosas lecciones sobre los famosos productos mínimos viables y sobre la relación que tendríamos con nuestros clientes, de todos los tipos o mejor dicho, de todos los colores.

Con esa primera versión, logramos atraer el interés de artistas, galeristas y compradores. Con una inversión minimísima conseguimos los primeros resultados de facturación: vendimos nuestras primeras obras y incluso suscripciones al servicio premium para artistas, que conseguimos simplificar enormemente. Marchábamos bien y más aun considerando que ambos fundadores trabajábamos a tiempo completo en una de las partes más exigentes de E.ON España.

Un tuit me llevó a cenar y conocer a Marc Vidal que por aquella época lanzaba Tueddy. Fue mi primer pitch y la primera vez que me enfrenté a las preguntas de cuánto necesitaba y para qué. Después de aquella cena, una noche sin dormir y un correo respondido desde un crucero en el Mediterráneo, nos reunimos en agosto y firmamos la incorporación de IDODI al capital de Mecenus en noviembre.

En paralelo a aquello conocimos a nuestra artista fetiche, Begoña, quien nos dio una presencia física y los mejores insights del complicado mundo artístico. También hicimos nuestra primera entrevista en Expansión y logramos la cúspide de visitas y actividad en nuestra plataforma.

El año siguiente, 2013, fue más complicado. Teníamos que sacarle el jugo a la fruta y no todas las circunstancias acompañaron. Debió ser el año de la búsqueda de financiación y escalado de la plataforma para mostrar al mundo que nuestro manifiesto llamado Art Made For People podía ser una realidad.

Teníamos muchos planes para nuestra fase 2 incluyendo rediseño, incorporación de perfiles para galerías y curadores, plan de adquisición y gestión de contenidos, desarrollo de funcionalidades, aplicación móvil, expansión internacional a LatAm o incluso Kuala Lumpur y muchas cosas más.

Llevamos la innovación de Mecenus a los espacios físicos de exposición con la gestión de una de las salas más emblemáticas de Madrid. El llamado brick-and-click nunca tuvo más sentido y las obras expuestas se compraban desde cualquier smartphone.

Ese verano nos grabaron un vídeo mucho mejor para El Confidencial en el que tratamos de transmitir nuestro entusiasmo por mejorar y actualizar el mundo del arte desde todos los ángulos. Y lo que nos costó grabarlo…

Sin embargo, lamentablemente, carecíamos de los recursos para afrontar aquello desde nuestra perspectiva profesional y con los estándares de calidad que considerábamos necesarios. Buscamos equipo y apoyos puntuales que no dieron resultado y pasamos mucho, mucho, mucho tiempo explicando, vendiendo y convenciendo a cada nuevo galerista, curador o experto del sector de que el futuro del arte pasaba por plataformas como la nuestra. Una realidad de la que sigo profundamente convencido. Y si no al tiempo

Todo aquel maremagnum de ideas, tareas, y personas sin una estructura clara ni un plan que pudiéramos seguir sin dedicar nuestro tiempo al 100%, sumado a promociones internas en nuestros trabajos que requerían mudanzas internacionales, hizo que la dedicación a Mecenus descendiera poco a poco.

Y finalmente este año desde la distancia y con un trabajo aun más exigente, hemos ido desarticulando progresivamente la estructura que un día logramos levantar, hasta su completa desaparición este 31 de diciembre. Han sido pasos pequeños y dolorosos que hemos tenido que dar, como quien se resiste a enfrentarse a una realidad que cada vez se hace más evidente. Mecenus llevaba tiempo perdiendo tracción y la única solución para recuperarlo requería un sacrificio que no quisimos asumir.

Hay muchos posts por ahí sobre los errores que cometieron algunos emprendedores en el lanzamiento de sus empresas una vez han tenido éxito. Pero aun hay más sobre los errores típicos que se comenten en estos casos y en su mayoría escritos por gente que nunca se ha enfrentado a decisiones como las que Nacho y yo tuvimos por delante. Pero no hay tantos sobre los aprendizajes que sacaron de los fallos que cometieron en empresas que tuvieron que cerrar. Por eso no voy a listar las cosas que fallaron, que fueron muchas y dan para un post temático, o quizá un libro en el futuro 😉

Prefiero simplemente decir que con todo ello y lamentando mucho su cierre, Mecenus ha sido una gran experiencia de vida que me ha enseñado un millón de cosas y me ha dado mucho más de lo que invertí. Por todo esto no me cabe duda que volveré, con todo lo aprendido y algunas canas más que en 2011, para solucionar problemas a los que me enfrento y aportar mi grano de arena para hacer un poco mejor este mundo.

Solo me queda dar las gracias a todos los que contribuyeron en mayor o menor medida a Mecenus, en algún momento de su existencia, porque por muy pequeña que fuera su aportación, también ayudaron a darle forma: Pedro, Teté, Julián, Borja, Marcos, Gonzalo, Javier, Hector, Sergio, Ivan, Ana, Arancha, Leti, Patricia, Joaquim, María, Luis, Cristina, Juan, Álvaro, Concha, Elena, Marc, a los más de 250 artistas registrados que nos dotaron de un catálogo de más de 2000 obras, a la grandísima Begoña y en especial a mi socio Ignacio.

#ArtMadeForPeople

 

 

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