Cuanto más se utiliza una palabra más parece perder su sentido original. Se desgasta con el uso como una canción que suena constantemente en la radio hasta perder la originalidad que la hizo popular. Hay palabras especialmente sensibles a la corrosión con el paso del tiempo, perdiendo matices y detalles por el abuso constante que se hace de ellas. «Emprendedor», «Innovación» son los ejemplos que están más de moda, y ambos tienen que ver con un concepto fundamental que hoy en día parece significar muy poco: el talento.

Talento:

Defindo en la R.A.E. como:

(Del lat. talentum, y este del gr. τάλαντον, plato de la balanza, peso).

1. m. inteligencia (‖ capacidad de entender).

2. m. aptitud (‖ capacidad para el desempeño o ejercicio de una ocupación).

3. m. Persona inteligente o apta para determinada ocupación.

4. m. Moneda de cuenta de los griegos y de los romanos.

El uso continuado de la palabra no puede hacernos perder la rareza que lleva implícita ese concepto. Tener talento es algo inusual, algo extraordinario que sólo se encuentra en determinadas personas y que las hace únicas para desarrollar una tarea, un trabajo o cualquier actividad.

Conservando ese carácter único, el Talento debe ser identificado, reconocido y promocionado. Y eso es lo complicado. Porque habrá que sortear un millón de obstáculos para lograr cualquiera de los tres pasos:

  1. Identificarlo. hay miles de actividades que «tenemos que hacer» y resulta casi imposible aislar aquello que se hace sin esfuerzo, con especial facilidad y con excelente resultado si no tenemos la oportunidad. Estar atentos y ser honestos con uno mismo ayudar a descubrir la especialidad de cada uno.
  2. Reconocerlo. no hay nada malo en reconocer que una persona, o incluso uno mismo, tiene una aptitud especial para hacer algo, probablemente si dejamos atrás envidias, paradigmas sociales o culturales, pueda reconocerse el talento individual que haga del equipo un ente mucho más capaz.
  3. Potenciarlo. los talentosos nacen y se hacen. Encontrar la forma de desarrollar un talento debería ser prácticamente una obligación porque es un regalo que no todos pueden disfrutar.

Sin ánimo alguno de hacer interpretaciones de las parábolas y escenas descritas en la Biblia, resulta curioso cómo se ejemplifica en el Nuevo Testamento la obligación que tienen los talentosos de potenciar los talentos que se les ha otorgado. Aquí el extracto:

Mateo 25:14-30

Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo:

-Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.

Y su señor le dijo:

-Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo:

-Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.

Su señor le dijo:

-Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo:

-Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.

Respondiendo su señor, le dijo:

-Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Si recordamos la necesidad de un misión, los talentos deben ser las herramientas que permitan lograrla. No podemos permitir negar un talento porque no sólo nosotros estaríamos perdiendo algo sino todo aquel que nos rodea. Los talentos suman y probablemente 1 + 1 sea mayor que 2.

«Decir que todo el mundo es especial es otra forma de decir que nadie lo es»

 

Hasta el último de los esclavos tiene un talento porque le fue «entregado». Y se ganarán más mostrándolos, reconociendo los nuestros y los de los demás  para que trabajando individual y colectivamente lleguemos a un mayor bien común: al que podemos llamar de la forma que queramos, porque todas encajan.

Por mucho que «nuestra madre» nos diga que seamos discretos con nuestros talentos o sintamos que «el mundo sólamente quiere que encajemos en él»,  es nuestra obligación encontrar la manera de desarrollarlos y sacar lo mejor de ellos durante el tiempo que podamos.

Nada se gana reprimiendo, nada se gana negando, nada se gana dejando las cosas como están.

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  • Amenagüer

    Solo por complementar el tema talento: aunque seguro que ya lo has visto en algún sitio, te dejo un video que me gusta en relación a la dupla talento-habilidades. Curioso el speaker… Will Smith (min 1:40)